𝑪𝒐𝒔𝒎𝒐𝒏𝒂𝒖𝒕𝒂𝒔 Φ - 𝑹𝒆𝒕𝒐𝒓𝒏𝒐 𝒂𝒍 𝑶𝒓𝒊𝒈𝒆𝒏

“Hay dos órdenes de mitología totalmente diferentes. Existe la mitología que te relaciona con tu naturaleza y con el mundo natural, del cual eres parte. Luego está la mitología que es estrictamente sociológica y que te vincula a una sociedad particular. No eres simplemente un ser humano natural; eres miembro de un grupo en particular... Ahora bien, la tradición bíblica es una mitología de orientación social. La naturaleza está condenada. En el siglo XIX, los eruditos pensaban que la mitología y los rituales eran un intento de controlar la naturaleza. Pero eso es magia, no mitología ni religión. Las religiones de la naturaleza no son intentos de controlar la naturaleza sino de ayudarte a ponerte de acuerdo con ella. Sin embargo, cuando se piensa que la naturaleza es mala, no te pones de acuerdo con ella; lo controlas, o lo intentas, y de ahí la tensión, la ansiedad, la tala de bosques y la aniquilación de los pueblos nativos. Esta perspectiva acentúa la separación de la naturaleza”. Joseph Campbell, El poder del mito Imagen: Los druidas de Julia Tar

“El paganismo, como una visión del mundo orgánico, es la lealtad al propio linaje, considerado en un vasto marco de tiempo, arraigando en el territorio y abriéndose a la participación supersensible y activa en el mundo, equilibrio constante entre las fuerzas del microcosmos (hombre) y las del macrocosmos (Gea, la Tierra). El paganismo es la religión natural por excelencia, la religión de la naturaleza y sus ciclos eternos, la más antigua del mundo porque "nació" con el hombre, dando por sentado que el mundo había "nacido" pero este es otro discurso. Vamos a despejar el campo de ciertas ideas falsas, el paganismo no es una fijación de algunos sin escrúpulos o una nostalgia elegante de algún alfabetizado que busca refugio en la mítica edad dorada, me atrevo, por otro lado, a decir que el tema será la primera religión en el mundo” — Cristóbal Gerrard De la página: "Gli Italici" en Facebook

“¡Que toda superstición de paganos y paganos sea aniquilada es lo que Dios quiere, Dios ordena, Dios proclama!” San Agustín Notas: La historia del ascenso del cristianismo en la antigua Roma a menudo se cuenta en términos seculares: emperadores debilitados, invasiones bárbaras, fuertes impuestos, plagas y una población cansada. Cuando se menciona la religión, se la ve como un consuelo psicológico en una época marcada por enfermedades, guerras, hambrunas y muerte. Las narrativas convencionales sostienen que en esos tiempos, la gente buscaba tranquilidad y se sentía atraída por el cristianismo, que prometía esperanza en esta vida o en la siguiente. Sin embargo, esto fue más que un cambio sociopolítico; fue visto como una guerra espiritual entre el bien y el mal, Dios y Satanás. Los historiadores modernos pueden pasar por alto estas demonologías, pero influyeron profundamente en los primeros pensadores cristianos como Agustín. Los demonios acechan las páginas de su libro, "La ciudad de Dios", cuyo título completamente olvidado era "La ciudad de Dios contra los paganos". Es posible que la clase dominante romana haya adoptado el cristianismo para centralizar el poder y controlar a la población mediante la creación de una población dócil y esclava. Con la creciente diversidad de Roma, era más adecuado que los gobernantes impusieran una religión universalista, en lugar de las religiones étnicas anteriores. Pasajes como “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios” (Mateo 22:21) y “Todos estén sujetos a las autoridades gobernantes, porque no hay autoridad excepto la que Dios ha establecido”. (Romanos 13:1) fomentaba la obediencia y el cumplimiento de los impuestos. Los gobernantes romanos, atrapados por el caballo de Troya del cristianismo, probablemente no tenían idea de su verdadero propósito a largo plazo: actuar como cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento, destruyendo la tradición y el culto ancestral e indígena de los Dioses Antiguos, trayendo la gentiles bajo el yugo del Dios de Israel. El cristianismo constituyó una forma de guerra teológica y espiritual, ya que quienes inyectaron esta plaga arcóntica en las poblaciones entendían la máxima hermética de "Como es arriba, es abajo". Por lo tanto, si los gentiles fueron conquistados en los cielos mediante la destrucción de sus dioses nativos (como arriba), podrían ser más fácilmente conquistados en la tierra (como abajo).

“La narrativa de la Escuela Dominical de una iglesia de mártires, de cristianos acurrucados en catacumbas por miedo, reunidos en secreto para evitar el arresto y arrojados sin piedad a los leones simplemente por sus creencias religiosas, es un cuento de hadas macabro. Cuando los cristianos aparecían en los tribunales romanos, no eran juzgados como herejes, blasfemos o incluso tontos. Los cristianos tenían fama de ser socialmente solitarios, de negarse a alistarse en el ejército y de negarse a hacer juramentos... Una mirada atenta a la evidencia muestra que los cristianos nunca fueron víctimas de una persecución selectiva y sostenida. Incluso las llamadas grandes persecuciones bajo los emperadores Decio y Diocleciano han sido enormemente exageradas en nuestras fuentes cristianas. En general, cuando se ejecutaba a cristianos, era por actividades auténticamente subversivas desde el punto de vista político y social”. Candida Moss, El mito de la persecución

"Ciertamente, mi espíritu anhela la eternidad, la supervivencia del ser más allá de la mortalidad. No hay deseo más puro en el corazón de un hombre auténtico y dionisíaco que perpetuar su esencia, inmortalizar su ser. Lo que sin duda perdurará es el misticismo que envuelve nuestra existencia, la magnificencia que se adhiere a nuestro nombre. En un mundo lleno de insignificantes, sobresalir debería ser un acto sencillo, un derecho natural de aquellos destinados a la grandeza." -Waldhar

Ellos [los parásitos alienígenas] hacen que sus víctimas (generalmente denominadas "huéspedes") piensen que el mundo entero es una especie de mentira, una simulación. Laurence Galian, Parásitos alienígenas

"Las palabras son sombras pálidas de nombres olvidados. Así como los nombres tienen poder, las palabras tienen poder. Las palabras pueden encender fuegos en las mentes de los hombres. Las palabras pueden arrancar lágrimas de los corazones más duros... Pero una palabra no es más que la pintura de un fuego. El nombre es el fuego mismo”. Patrick Rothfuss, El miedo del hombre sabio Imagen: Pacto de Fuego de Rovina Cai