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EL ESCUDO CATÓLICO

Contenido católico de calidad. «Me he cansado ya de ser moderno, ahora quiero ser eterno»

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EL ESCUDO CATÓLICO: MILAGROS “En el pueblo español de Olivenza (Badajoz) había una Institución, llamada Pía Unión de las doncellas de María Inmaculada. A las chicas pobres les daban todos los días de comer gratuitamente. Cada domingo daban de comer, además de 42 muchachas, a 17 muchachos y varias familias pobres. El domingo 25 de enero de 1949, cuando Leandra, la cocinera, debía preparar el alimento para los pobres en la Parroquia, se dio cuenta de que no tenía más que un puñado de arroz, exactamente tres tazas (unos 750 gramos). Los echó a la olla, diciendo a la imagen del beato Juan Macías: Hoy tus pobres se quedan sin comer. Hay que anotar que, en ese pueblo, muy cercano al pueblo donde nació el beato, todos lo conocían mucho y lo invocaban frecuentemente. Dice la cocinera: Al cuarto de hora, más o menos, volví a la cocina para vigilar el arroz y observé con asombro que la cantidad aumentaba y el nivel subía hasta el borde de la olla. Al ver el aumento prodigioso del arroz, no dudé en llamar a la madre del párroco que me dijo: “Será necesario utilizar otra olla, porque rebosa...”. Comenzamos a coger arroz y a verterlo en una segunda olla, un poco más pequeña, algo así como ocho litros, puesto que continuaba subiendo el nivel de la olla que estaba en el fuego. Tuvimos que buscar una la primera. Yo comencé a preparar la comida hacia la una del mediodía y retiramos la olla del fuego a las cinco de la tarde por orden del párroco, que estuvo presente, desde cuando pudo observar cómo el arroz aumentaba lo pasábamos de una olla a otra. El milagro los dejó asombrados a todos los del pueblo que acudían a ver el prodigio. Normalmente, el arroz, después de una cocción de 20 minutos, se deshace y se transforma en papilla. Pero, en este caso, después de cuatro horas, seguía saliendo arroz entero. A los once años del prodigio, testificaron veintidós testigos, todos de edad madura y todos testigos oculares del milagro. Todo ocurrió desde la una hasta las cinco de la tarde, y aquel día se dio de comer a 150 personas. Después de once años, algunas señoras conservaban algunos granos de arroz y fueron enviados al laboratorio de la ciudad de Badajoz para su comprobación científica. Este hecho milagroso fue debidamente presentado a la Congregación para los procesos de los santos y fue reconocido oficialmente como milagro, que sirvió para la canonización del beato Juan Macías, proclamado santo por el Papa Pablo VI el año 1975.” "Los milagros existen" - Padre Ángel Peña O. A. R. #MILAGROSYPROVIDENCIA
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CASTIDAD Y MATRIMONIO “Marido y mujer han sido llamados a colaborar con Dios en la creación de otros seres humanos. Sin embargo, deben recordar que al ser criaturas, solo pueden «procrear», pero no crear (…) Nadie más que Dios puede crear el alma, que no se origina en ninguno de los progenitores. El alma no está hecha con materia preexistente. Es una creación nueva en todos los sentidos. Los seres humanos no pueden crear algo a partir de la nada. (…) tan pronto la mujer concibe (y la concepción tiene lugar horas después del abrazo conyugal), dentro de su cuerpo Dios crea el alma del niño nuevo. Esto implica un «contacto» directo entre la futura madre y Dios, un contacto en el cual el padre no tiene ningún papel. Este contacto unge al cuerpo de la mujer con una nota de sacralidad, pues toda cercanía entre Dios y alguna de Sus criaturas porta Su Santo Sello. De nuevo este «toque» divino es un privilegio femenino especial que toda mujer debiera acoger con gratitud. Si la educación sexual de nuestras escuelas evitara tocar temas como las perversiones morales y los distintos métodos de control de natalidad, para ponerse a enseñar estas sublimes verdades del catolicismo, entonces una vez más la castidad iluminaría a los jóvenes como un faro luminoso, como lo fue a lo largo de los siglos en que la vida católica era latente. También el parto es un acontecimiento sumergido en lo sagrado. Dado que los tremendos dolores que muchas mujeres soportan son una de las terribles consecuencias del pecado original, la belleza de la doctrina deja en claro que hay un profundo significado simbólico en esos trabajos de mujer, esos gritos agónicos que preceden la venida al mundo de una nueva persona humana. Así como Cristo sufrió la dolorosa agonía de la crucifixión para abrir ante nosotros las puertas del cielo, así la mujer recibe el duro privilegio de sufrir para que un niño, creado a la imagen y semejanza de Dios, pueda entrar en el mundo. En un contexto semejante, Chesterton escribió: «Nadie que mire con fijeza ese horrendo privilegio concedido a las mujeres puede creer de verdad en la igualdad entre los sexos…». Durante el embarazo, la futura madre lleva dos almas dentro de sí: la suya y la de su bebé. Chesterton debió haber tenido algo semejante en mente cuando escribió: «Nada podrá superar esa inconmensurable superioridad sexual, pues incluso un niño varón nace más cerca de su madre que de su padre»” “El privilegio de ser mujer” - Alice Von Hildebrand #CASTIDADYMATRIMONIO
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PERFECCIÓN ESPIRITUAL "¡Ay del joven que se deja seducir por el halago del deleite, y cuya alma vuela en pos del placer como revolotea la mariposa en torno de la luz cuyo brillo la atrae! En él dejará sus alas, después de lo cual, no pudiendo ya volar ni posarse sobre aquellos hermosos y santos pensamientos que florecen en los sitios donde Dios mora (…) rastreará como el gusano, arrastrándose tardamente sobre los pensamientos y las esperanzas de la tierra. El placer llama a la puerta del corazón, pero nunca entra en él: arma gran ruido y confusión en derredor del alma cuyas avenidas le son accesibles, pero nunca penetra en el íntimo santuario (…) el corazón está más vacío y más hambriento después del goce de lo que lo estaba antes de él ¿Cómo podría el placer llenarle y hartarle? El hombre no se sustenta sino de lo que introduce en su ser para asimilárselo, y jamás, haga lo que haga, podrá dar entrada al placer en su corazón porque este necesita alimentos menos groseros, acostumbrado como lo está a nutrirse de Dios, de su verdad y de su amor. Los sentidos son los órganos del placer: el alma es el de la alegría y la felicidad. El placer agita y dispersa los sentidos y se esfuerza por atraer a ellos el alma, donde le está vedado entrar: no hay especie de seducciones ni de artificios que no emplee para conseguir su objeto, y si el alma, cediendo al halago que le brinda, sale del santuario en que la ha colocado Dios, para que habite allí en la serenidad y el reposo, [el placer] la esparrama en los sentidos y la disuelve o la ahoga en ellos. ¿Habéis reflexionado detenidamente alguna vez sobre la naturaleza y los efectos del placer? ¿Habéis tratado alguna vez de analizar sus elementos o de estudiar en cierto modo su historia? Esta historia vedla aquí en pocas palabras: se le espera o se le desea con inquietud y ansiedad: se goza de él aceleradamente, como si quisiera uno sacudirse de encima una carga, o como si se sintiera impaciente por salir de una posición incómoda y forzada; luego, apenas se le ha gozado, se siente su amargura y entra el arrepentimiento de haber acercado los labios a la copa de sus envenenados goces. Encerrado entre la angustia y el remordimiento, el momento de satisfacción que proporciona es tan breve, tan fugaz, que la mente no puede cogerle al vuelo —menos tarda la nieve en derretirse bajó los calientes rayos de un sol de verano, que el placer en disiparse bajo el fuego de los ardientes apetitos del corazón humano. De esos goces qué con tanta vehemencia habéis deseado y que tan rápidamente se han deslizado sobre la superficie de vuestra alma, solo una cosa os queda, el remordimiento, así como no queda de la flor que se nos ha ajado entre los dedos más que la espina." "Las horas serias de un joven" - Carlos Sainte Foix #PERFECCIÓNESPIRITUAL
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CONVERSIÓN DE SERGIO PEÑA Y LILLO (1932-2012) Fue un psiquiatra chileno, autor de muchos libros, que se convirtió en 1970, y ha escrito el relato de su conversión en su libro "En el Corazón de Cristo". Nos dice así: “Nací en un hogar católico, pero me convertí en agnóstico y librepensador... Pasé brevemente por el partido comunista... Experimenté con drogas y comencé una búsqueda obsesionada por lo sagrado. Leí con pasión los autores esotéricos y herméticos del ocultismo occidental, la metafísica china, los arcanos del tarot y el budismo Zen. Pero me faltaba algo que no sabía ni lograba precisar. Estando una tarde, que jamás olvidaré, en mi oficina privada de la clínica psiquiátrica universitaria, me puse a leer casi por mera curiosidad los Evangelios. En Mateo me enfrenté, podría decir de improviso y a quemarropa, con el pasaje que iba a ser decisivo para el resto de mi vida, la vocación del propio Mateo. Al leer SÍGUEME, sentí una brusca sacudida. Me quedé como petrificado en el SÍGUEME. Era la alegría emocionante de un reencuentro largo tiempo anhelado. Era la irrupción repentina de lo sobrenatural... Sollocé con la pena más hermosa y dulce de toda mi vida: un llanto que brotaba de la raíz misma de mi ser. Como un rayo de luz, que visita de improviso las tinieblas, todo se me hacía más claro. Tenía la sorprendente vivencia de que el Señor a mí me decía: SÍGUEME, SÍGUEME, SÍGUEME. Se repetía la extraña voz en mi interior, con la indescriptible certeza de que, en ese preciso instante, era a mí a quien Jesús llamaba. ¡Era Cristo y era todo! Había sido siempre a ÉL a quien yo buscaba y yo no lo sabía. Me arrodillé y lloré cerca de dos horas con el llanto más puro y más sagrado que puede brotar de mí. Y repetía obsesionado en voz alta: “Eras Tú, Señor, eras Tú...” Como le ocurrió a Frossard, en un minuto se había trastocado el eje de mi existencia. Había sido ateo y ahora era cristiano para el resto de mi vida. Desde entonces hasta hoy, quedé cautivo en las redes del divino pescador... Nunca me he vuelto a sentir solo. Siempre ha estado Él conmigo, sosteniéndome en los momentos más duros y crueles de mi dolor y de mi prueba. Y ahora sé con indecible alegría y gratitud que jamás me abandonará, porque el encuentro con Él es un encuentro para siempre. Sí, Dios existe, yo también lo encontré. Sólo que no estaba donde yo suponía... Era en lo más profundo de mí mismo, donde habitaba, en lo más íntimo y cercano, en las entrañas de mi propio ser. Desde ese momento, todo me parecía diferente. Mi existencia adquiría un nuevo sentido... Era un camino de amor hacia Dios” “Ateos famosos convertidos Tomo II” - Padre Ángel Peña O. A. R. #CONVERSOS
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