🌪Un chico escribiendo.✍

A medida que creces, te das cuenta de que no siempre estás en lo cierto y hay tantas cosas que podrías haber manejado mejor, tantas situaciones en las que podrías haber sido más amable y todo lo que realmente puedes hacer es perdonarte a ti mismo y dejar que tus errores te hagan una mejor persona.

Cuando vives una de las mejores sensaciones de tu vida bajo los efectos de una sustancia, pasa a darte lo mismo, entonces buscas otra que te haga sentir igual otra vez. No me culpo, nada estando sobria se siente igual. Nada me hace sentir igual. Ya no quiero desintoxicarme. Ya no quiero estar sobria. Pensé que era lo suficientemente fuerte, pero no quiero.

Recuerdo que había alguien que esperaba que yo cambiara para no tener que irse. Han pasado años y, como último acto de amor y arrepentimiento, le busqué una última vez y le pedí perdón por todo lo que le hice pasar. Me marché porque no es justo que viva cerca de quién casi fue su verdugo, pero recuerdo perfectamente que sus ojos se apagaron esa noche. Una noche particularmente fría y la luna brillaba demasiado. Su último deseo fue pedirme que no le llorara tanto tiempo. Pero fue la única persona que me amó y hoy la luna brilla intensamente y hoy la noche es muy fría. Mejoraré en su nombre, pero no he podido dejar de llorar.

Después de varias semanas en abstinencia, por primera vez en mucho tiempo, volví a tener hambre. Había olvidado lo rico que es comer. Las lágrimas no tardaron en llegar, pero esta vez fueron de felicidad y no de arrepentimiento. En ocasiones quisiera contarle a alguien esa emoción que siento a veces, cuando tengo ganas de vivir. Pero ¿cómo le cuentas eso a alguien? ¿cómo le dices que hoy tienes ganas de vivir? porque eso debería ser siempre ¿no?. Me siento como un extraño.

Todos se graduaron menos tú, ¿ya viste las fotos? tus compañeros, con los que pensaste que iban a emborracharse hasta el cansancio luego de la entrega de título están allí, sin ti. Y las manos de los profesores están allí para ellos, pero no para ti. Y los abrazos cálidos y orgullosos de los padres no te alcanzan, porque ni siquiera te atreviste a ir. Abandonaste tus clases después de abandonarte a ti mismo, decidiendo que simplemente ya no podías más y que sólo era cuestión de tiempo andes de develar el por qué. Pero aquí estás, empezando de nuevo con otras personas, sintiéndote fuera de lugar pero también con la extraña sensación de que las cosas tuvieron que pasar de esta forma. Y estarás bien, y te graduarás, y beberás hasta vomitar porque, al fin, te superaste en algo que todos (y tú mismo, en algun punto) dieron por acabado.

Espero que un día puedas ser amado sin esconder las partes de ti que crees que nunca deben ser vistas.

Un día piensas "quiero morir". Pero entonces piensas, muy silenciosamente: realmente, creo que quiero un café. Una siesta. Una pizza. Un libro. y ese "quiero morir" se convierte día a día en un quiero ir a casa, quiero caminar en el bosque, quiero ver a mi mejor amigo, quiero sentarme bajo el sol quiero una cocina más limpia quiero un mejo trabajo quiero vivir donde sea quiero vivir.

Las relaciones humanas son extrañas. Quiero decir, estás con una persona por un tiempo, comiendo, durmiendo y viviendo con ella, amándola, hablándole, yendo a lugares juntos, y luego ya no.